La fauna 
A grandes rasgos, la fauna de Gredos puede englobarse dentro de dos apartados bien diferenciados: por un lado, la estrictamente montaña, la que habita la montaña propiamente dicha; y por otro, la de las zonas bajas. En esta guía vamos a tratar ambos grupos, ya que, en una visita a recorrido zoológico por el área preestablecida, son capaces de atraer poderosamente, de forma individual, la atención del visitante. El primer grupo cuenta con varios endemismos (1 mamífero, 1 ave, 3 reptiles y 2 anfibios), consecuencia lógica del aislamiento evolutivo soportado por las especies que colonizaron en su día este abrupto medio. El papel de barrera, en la progresión hacia el Sur de las especies de origen continental o centroeuropeo y hacia el Norte de las de origen mediterráneo o africano, explica, en cierto modo la anterior alusión. El segundo grupo, por su parte, se compone de una mayor variedad de especies, muchas de ellas ampliamente distribuidas por las regiones adyacentes. La Sierra de Gredos, por su particular relieve, se erige en refugio ideal ante la cada día más fuerte presión del hombre en todos los aspectos. En su totalidad, la fauna de vertebrados del enclave que nos ocupa se cifra en 220 especies aproximadamente, todas ellas integradas en el conjunto serrano dentro de unos esquemas aparentemente poco alterados. Las pirámides ecol6gicas de los diversos ecosistemas tratados anteriormente únicamente acusan la falta de un súper predador: el lobo, hoy extinto en Gredos. Las cadenas tróficas establecidas actualmente permiten comprobar la citada falta (ejemplo: cervunal, cabra montés, buitre leonado). La ausencia del eslabón perteneciente al carnívoro en cuestión es hoy suplida por el hombre, quien, salvo excepciones, actúa de modo menos selectivo, más pernicioso para el de por sí alterado equilibrio ecol6gico. La exposición de las especies faunísticas de Gredos, a la que pasamos sin más preámbulos queda estructurado según la siguiente clasificación: A) Aves, B) Mamíferos, C) Reptiles, D) Anfibios, y E) Peces.

 

Las aves  
 
En la Sierra de Gredos, las aves están ampliamente representadas dentro del contexto faunístico, con especies muy importantes, tales como el buitre negro (Ae . moncichus), el águila real (Aqui'la chrysaetos) y el águila imperial (Aquilci, heliaca adalberti), las cuales, dicho sea de paso, no son el mejor exponente si de tomar contacto con la fauna se trata. Otras especies de menor talla, como el acentor alpino(Prunella collaris) y el escribano montesino (Emberiza cia), son quienes dan la bienvenida al viajero, allí mismo, en cualquiera de los puntos de acceso a la sierra, como representantes de la avifauna típicamente montaña. En las partes bajas del Valle del Tiétar o la Vera, la variedad de especies es muy notable, en contraste con la parquedad de las zonas más altas. En las páginas que vienen a continuación, abordamos las más representativas, según los diferentes ecosistemas. Empleamos para ello el clásico sistema de fichas, en el que prestamos especial atención a la distribución en el marco serrano, previa exposición de sus rasgos identificatorios y análisis de las especies similares. Las tareas de observación, siempre con una buena gula de aves como complemento de la presente serán un buen pretexto para recorrer la Sierra en su totalidad, de Norte a Sur, de Este a Oeste y de abajo arriba. La experiencia será, cuanto menos, gratificante. Los aparatos ópticos, prismáticos o catalejos, pueden ser imprescindibles, preferentemente livianos, para no sobrecargar innecesariamente la impedimenta o mochila que han de soportar nuestra espalda y nuestras piernas. Pasamos, pues, a la descripción de las aves que habitan dentro del área que nos hemos marcado en un capítulo anterior. Sólo trataremos aquellas que han sido catalogadas como nidificantes, aunque también citaremos, superficialmente, las invernantes más frecuentes, pese a que sólo utilicen las zonas bajas y abrigadas (por ejemplo, la Vera) para tal menester.

 

Los mamíferos  
 
La clase de los mamíferos está representada en esta sierra por unas 50 especies, algunas de ellas con notoriedad extraordinaria. En este último caso está la cabra montés o hispánica (Capra pyrenoica victoricie), con varios miles de ejemplares que se hacen visibles aunque no se los busque. Con las Pincha sobre la imagen para mas informacion de La Cabrarestantes especies la cosa cambia, lo que nos obliga a abundar en las pesquisas, a una paciente búsqueda de cualquier indicio de su presencia, ya sean huellas, excrementos o simples rastros relacionados con la alimentación. La tarea, pues, exige, cuanto menos, buenos conocimientos al respecto, o, en su defecto, la ayuda de una gula especializada. Los lugares idóneos para la investigación son las márgenes limosas de los arroyos, los bosques o cualquier otro lugar que ofrezca condiciones. Las nevadas, frecuentes en la región por encima de los 800 o 1.000 metros de altitud, facilitan enormemente el trabajo con muchas de las criaturas que ahora nos interesan. También podemos, dispuestos a la toma de contacto con la montaña de una forma ordenada, analizar piso por piso, con lo que obtendremos una visión de conjunto mucho más interesante, al tiempo que comprobamos la adecuación de estos animales a las exigencias de la naturaleza. En las fichas que vienen a continuación nos ocuparemos, por razones de espacio, de las más representativas. Al final, en el apartado referido a "otras especies", incluiremos las restantes, dejando bien claro que su presencia ha sido comprobada sobradamente en la sierra. De todas maneras, una, el lince ibérico (Lynx pardina), merece, pese a no ser incluida en las fichas, el comentario de su descubrimiento en fechas relativamente recientes. Su nocturnidad, su sigilo y su carácter recatado han ocultado su existencia durante mucho tiempo. Hoy está considerado como una auténtica joya serrana. Los estudios y censos proyectados por eminentes científicos y naturalistas lo encuadrarán, en su día, en el esquema que realmente le pertenece dentro de este paraje agreste.

 

 

Los reptiles
Los estudiosos de esta clase animales hace tiempo que se pusieron de acuerdo para considerar esta región como un enclave herpetológico de primera magnitud dentro del contexto europeo". Y es que aquí se encuentran nada menos que 23 de las 36 especies de reptiles ibéricos (sin contar con las tortugas marinas), algunos de ellos -3 en concreto- catalogados como endemismos dentro del marco del Sistema Central. La observación de los reptiles, siguiendo la norma básica de la ética de los naturalistas comprometidos con la conservación de la naturaleza, no implica, para nada, la recolección de los mismos. El acercamiento, a una distancia suficientemente corta como para llevar a cabo la correcta identificación, no reviste grandes dificultades, sobre todo si se hace con cautela y con la ayuda de unos prismáticos de enfoque cercano. la fotografía, por otra parte, tampoco precisa otro método diferente. Las pesquisas suelen dar casi siempre excelentes resultados. Todo lo que hay que hacer es elegir cuidadosamente los enclaves más adecuados, y hacer la visita en óptimas condiciones meteorológicas (de todos es sabido el ritmo vital seguido por estas criaturas de sangre fría, cuyos períodos de máxima actividad, enmarcados en las estaciones benignas, tienen lugar en las horas en que el sol calienta con mayor rigor). En esta sierra, punto de encuentro tradicional de colectores nacionales y extranjeros, deben acabar para siempre estas negativas prácticas. Algunas especies hace tiempo que se resienten en sus efectivos. Actualmente, la ley protege a la mayor parte de estos reptiles. Las siete especies más importantes o representativas de su grupo son eslizón tridáctilo, lagartija serrana, lagarto verdinegro, culebra lisa meridional, culebra bastarda, culebra viperina y víbora hocicuda.

 

 

Los anfibios
Junto a los reptiles, los anfibios, con un número menor de especies (aquéllos 23 y éstos 12), completan el espectro herpetológico de la Sierra de Gredos. Su presencia, como lógica consecuencia de sus especializados modos de vida, queda circunscrita al medio acuático (abordado en la página 56), en el que transcurre todo su periodo larvario y buena parte del adulto. Su actividad, en el seno de las aguas empieza en los albores de la primavera, con claras diferencias según se trate de la vertiente norte o de la sur. Se puede establecerla regla de que cuanto más bajo sea el enclave antes se produce el despertar primaveral, que da lugar, de inmediato, a la reproducción. En pocos días las aguas se ven plagadas de huevos, de los que no tardan en nacer diminutas criaturas que en nada recuerdan a sus respectivos progenitores. La observación o toma de contacto con estos animales debe llevarse a cabo, por tanto, en la época citada, con especial atención a las charcas originadas por las lluvias. Los ríos son igualmente visitados por los adultos para desovar, pero las aguas corrientes dificultan su labor y también las del naturalista que desea visualizar e identificar las diferentes especies en sus estados larvarios (lo cual exige, en mayor medida, el empleo de una guía especializada). Las cinco especies más representativas, dos de las cuales han sido catalogadas como endemismos: la salamandra común - denominada aquí salamandra del Almanzor (Salamandra salamandra almanzoris)- y el sapo común -o sapo de Gredos (Bufo bufo gredosicola)-, cuyas características anatómicas justifican su descripción como subespecies. Merece la pena conocer a estas singulares criaturas, grupo marginal para los amantes de la naturaleza, pero que aquí ,alcanza gran notoriedad, ya que certifica en cierto modo los cambios anatómicos y fisiológicos evolutivos debidos a la presión que ejerce el entorno serrano sobre sus pobladores.

 

 

Los peces
Con esta clase animal, acuática por excelencia, completamos el estudio faunistico de la Sierra de Gredos. Se trata de los genuinos moradores de los ríos y lagunas que se encuentran en el interior del área acotada en el introito geográfico. Las especies más representativas son la trucha común (Salmo trutta), trucha arco iris (Salmo gairdneri), boga de río (Chondrostoma polylepis) y cacho o leucisco cabezudo (Leuciscus cephalus). Otras especies dignas de mención: carpa (Cyprinus carpio) y black-bass (Micropterus salmoides), particularmente abundantes en las aguas embalsadas del no Alberche, en la Presa de El Burguillo. De las cuatro anteriores vamos a ampliar nuestro campo cognoscitivo: -La trucha común, que llega a alcanzar los 60 centímetros de longitud, es reconocible por sus motas rojas salpicadas por los flancos, así como por su cabeza rematada por mandíbulas poderosas. Como animal depredador, se refugia generalmente bajo piedras o raíces, desde donde acecha incesantemente los animalillos que bajan por la corriente. -La trucha arco iris, pariente cercano de la anterior, pero foráneo, está hoy presente en diversos enclaves hídricos de la Sierra. Su adaptación ha sido realmente sorprendente y ya es, pese a las criticas de los sectores ecologistas, una especie más a tener en cuenta. Se distingue rápidamente de la anterior por carecer de manchas rojas en los flancos y por la banda purpúrea que exhibe a cada lado. Talla máxima alcanzable: 70 centímetros. -La boga de río posee su rasgo primordial en el hocico, muy chato, con los labios visiblemente desplazados hacia abajo. En su anatomía resalta, igualmente, 'una panza muy prominente. Los ejemplares adultos alcanzan los 25 centímetros de longitud. -El cacho o leucisco cabezudo, en último lugar, se identifica por sus grandes escamas y por la cabeza ligeramente grande en comparación con el cuerpo. Su talla raramente supera los 40 centímetros

 

La flora  
En el capítulo relativo a los ecosistemas ya dimos un avance de lo que supone la flora en la Sierra de Gredos. Allí establecimos, incluso, los pisos de vegetación que podemos encontrar según las diferentes altitudes registradas en una u otra vertiente. Tras la exposición de los mismos, pese a no entrar en detalle, quedó perfectamente patente la existencia de un tupido manto verde que iba perdiendo frondosidad a medida que se asciende hacia las cumbres. Este manto verde, personificado en numerosas especies arboreas y arbustivas - algunas de las cuales veremos continuación -, refleja un aprovechamiento muy importante para la economía humana, al tiempo que también lo es para las especies animales que de ellas se sustentan bajo ellas se cobijan. Y es que, en efecto, la significación primordial de esta cobertura vegetal es la de constituirse en el primer escalón de las diversas pirámides ecológicas que pueden establecerse en la Sierra. Los vegetales son los productores de 1a materia energética necesaria para que la vida siga. Sobre este escalón se sitúan, después, los fitófagos o consumidores primarios; sobre éstos, los secundarios o depredadores, y más arriba, los superpredadores y los necrófagos. Los vegetales son, si se me permite el simil, los cimientos de la gran casa biológica llamada montaña de Gredos. Con este inciso bien aprendido y, sobre todo, presente e nuestro espíritu naturalista, ya estamos en condiciones de abordar el estudio botánico que pretendemos llevar a cabo, y sea desde aqui o sobre el terreno, en una visita puramente didáctica. Sobra, en definitiva, argumentar el respeto que debe presidir todos nuestros actos. Todos las especies, unas en mayor médida que otras, pueden ser halladas durante los diferentes recorridos realizables a través de los tres macizos, ya sean con 1as manos al volante o con la mochila a la espalda. Sin duda, el segundo de los ejercicios nos deparará más sorpresas que el primero, sobre todo más gratas, aunque tarden más tiempo en producirse. Las excursiones de este tipo se regirán, en todo momento, por el mayor respeto hacia las plantas y demás formas de vida, sin olvidar que en la naturaleza todo tiene significado: una misión que cumplir. Los vegetales son, en resumen, los encargados de la perfecta conservación del microclima serrano que ellos mismos han originado con anterioridad. Ese respeto debe exacerbarse, por último, a la hora de acampar o hacer fuego en los bosques. La gran tragedia que supone un incendio (desafortunadamente frecuentes en verano en diferentes puntos de la Sierra, con saldos abrumadores de miles de hectáreas destruidas) no tiene restitución posible.
 
 
 

 

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