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TROITIÑO

EL ARENAL: Cuatro estaciones, cuatro vidas. Por Ignacio Santiago García Dios

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Gota de Vida
Vista General de El Arenal

Vista general de El Arenal (12 KB)

bull6.gif (1105 bytes) Los primeros rayos de sol procedentes del este dejan entrever un pequeño pueblo a las faldas de la sierra de Gredos. La noche ha dejado frío, hielo y agua. La madre sierra, de naturaleza granítica, parece intentar resguardar al pueblo de El Arenal, pueblo al que vio nacer, crecer y en las últimas décadas, observó imperturbable como sus hijos iban emigrando al país vecino a ganarse la vida. Este amanecer es diferente a los anteriores. Un silencio sepulcral, solo rasgado por el tañido seco y penetrante de la campana de la iglesia, ha invadido al pueblo.
 bull5.gif (1115 bytes) El otoño asalta a nuestro pueblo exigiéndonos pagar un precio muy alto, nos arrebata la posibilidad de observar a las golondrinas, a los aviones comunes, a los estorninos, etc. Introduciéndonos de puntillas en nuestros bosques, tanto autóctonos como alóctonos, vamos observando a los seres vivos que, desafiando las inclemencias del tiempo, van a permanecer en nuestra localidad este otoño. Visitando primero los cada vez más escasos y valiosísimos bosques de ribera, somos recibidos por un ave menuda y graciosa que no cesa de mover su esbelta cola de arriba a abajo, es la lavandera blanca, que durante estos meses es visitada por sus congéneres del centro de Europa. Parece siempre nerviosa, siempre alerta, pero ella sabe muy bien que no debe temer al gavilán, su principal enemigo, no, ella está alerta y se muestra como un semáforo para defender su territorio al lado del río de otros machos que intenten arrebatárselo.
Charco de Las Culebras

Charco de Las Culebras (22 KB)

Puente de Najarro

Puente de Najarro (6 KB)

bull6.gif (1105 bytes) A medida que seguimos el cauce, vamos desvelando los secretos del río; los árboles nos van ocultando el camino por donde pasamos, no nos quieren dejar volver sin enseñarnos antes sus más preciados tesoros, y para retenernos están las zarzamoras bordeando las orillas del río, ofreciéndonos sus frutos. Nos detenemos esperando ser espectadores de la naturaleza, pero hoy en vez de contemplar somos contemplados por el maese raposo, que olfatea y come las moras que el bosque le regala. En esta época en que el bosque ofrece multitud de frutos es cuando se emancipan los cachorros de la zorra, los cuáles vagarán durante muchos kilómetros buscando comida y un territorio donde el invierno que viene poder reproducirse. Esperemos que este joven incauto, que ahora no se imagina los días duros del invierno, llegue, si los hombres se lo permiten, a regentar su propio territorio. Amanita Muscaria

Ejemplares de Amanitas Muscarias


bull5.gif (1115 bytes) Encontramos al bosque sumergiéndose en un profundo y bello letargo, que durará hasta la próxima primavera, ahí están los alisos, chopos, castaños ... presentándose indecisos ante nuestros ojos, algunos presentan las hojas verdes, cómo queriéndose resistir a abandonar el verano, otros, sin poder oponer ninguna resistencia al paso inexorable del otoño, vencidos, dejan caer sus hojas marrones a la tierra. Muchos de estos árboles ya no nos sienten, duermen y confían en nosotros para ver la próxima primavera, por el contrario, otros árboles, recelosos de los hombres, no quieren descansar y siguen disfrutando de los mirlos acuáticos que suben y bajan por el río, o del mirlo común que busca los frutos de los laureles. Cada uno de estos árboles conservará un último recuerdo, una imagen antes de reposar: será una oronja creciendo a su alrededor o, quizás sea un lirón careto que se apretuja en su interior, sea lo que sea, el hombre no podrá manipular ni adivinar ese recuerdo, solo lo sabrán estos árboles cansados que se retiran a dormitar.
Vista General de El Arenal

Vista general de El Arenal (29 KB)

Cabra de Gredos

Ejemplares de la Cabra de Gredos (24 KB)

bull6.gif (1105 bytes) Otras especies como el pino resinero no quieren perder un momento de su vida y, por lo tanto, se mantienen bien despiertos a lo largo de su merecido reposo. Durante medio año han llorado sin saber por qué, ahora les queda otro medio año para descansar y albergar a la flor y nata de las especies animales. Aunque han sido los observadores más privilegiados de la vida y de la muerte, en estos instantes solo pueden ocupar su tiempo viendo como las graciosas ardillas se muestran nerviosas, imparables recogiendo frutos como las nueces, los piñones ... para pasar este duro otoño.
bull5.gif (1115 bytes) En las cumbres de Gredos se divisa la silueta altiva, noble, elegante de la reina del cielo: el águila real ibérica, la mas poderosa de las rapaces está posada en su atalaya preferida, allí donde puede divisar un conejo a varios kilómetros. Como premio a permanecer todo el año en su territorio, está siendo espectadora de las luchas de los machos monteses, que con sus enormes cuernas se levantan y se golpean. Solo uno será el macho dominante, y como recompensa a su esfuerzo, dispondrá de todas las hembras de la manada. No muy lejos de la real aparece la pieza más apetecida de los cetreros: el halcón peregrino, el cuál está sobrevolando su territorio, ascendiendo con suma facilidad. De repente se deja caer y alcanza en un momento una velocidad cercana a los 300 km./h, como una exhalación golpea sin piedad el cuello de una desafortunada paloma torcaz. En estos meses el halcón saca a relucir su inteligencia, no le hace falta marcharse a zonas más benignas ya que aprovecha el paso otoñal de las palomas torcaces de Escandinavia y el norte de Rusia por su territorio.

Águila Real

Grullas bull6.gif (1105 bytes) Aunque parezca raro, esta estación nos guarda muchísimas maravillas, no podemos relatarlas todas ya que hay tantas como hojas caen en esta época de los árboles caducos. Es la época dorada de las ranas comunes, de los sapos comunes, de los tritones ibéricos, es el momento de mayor esplendor de las setas, nos cruzan las avefrías avisándonos de que el tiempo va a refrescar, también los gansos campestres y comunes del norte, etc. Pero, sobre todo, los que más nos impresiona es la llegada de las grullas del norte de Europa a comienzos de noviembre. De repente, una mañana se oye un canto a modo de trompetas ásperas y, más tarde, una formación de aves con alas, cuellos y patas largas en forma de uve, dirigiéndose hacia el sur en busca de calor y bellotas.

bull5.gif (1115 bytes) El invierno llega con paso firme el 21 de diciembre presentando su tarjeta de visita: agua, frío y nieve. Entre las masas discontinuas de pinos, aparecen árboles pelados, sin hojas, como esqueletos intentando ser observados entre la masa viva de las coníferas. Divisamos también manchas de árboles con hojas secas, son los robles melojos que mantienen sus hojas mustias y marrones, antaño verdes y aterciopeladas, las cuáles no se deciden a caer, como si en ello les fuera la poca vida que aún mantienen. Aunque se resistan llegará la primavera y con ella los brotes del melojo, los cuáles sin tener compasión de sus antecesoras, empujarán a esas melancólicas hojas secas al suelo.


bull6.gif (1105 bytes) Si elevamos más la vista divisamos la sierra recubierta de nieve, sobre la cuál ya sobrevuelan los buitres leonados en formación, en pareja. Han empezado sus vuelos nupciales y ambos consortes vuelan sincronizados, uno encima de otro, paralelos, sin tocarse lo más mínimo. Cerca de los buitres leonados está el macho de la pareja de águilas reales marcando su territorio, no quiere jóvenes descarados que le intenten arrebatar su territorio, ni mucho menos a su hembra. Ella, más grande que el macho, con su cabeza dorada y su mirada dulce y a la vez desafiante, está revisando los nidos presentes en su territorio para elegir el más apto para este año. Si es un buen año colocará dos huevos blancos sucios manchados de marrón, castaño o gris.

 

bull6.gif (1105 bytes) De tamaño mayor que un águila, su envergadura alar puede ser de hasta 260 cm. En vuelo sus alas parecen tablas. Las bate con las primarias abiertas y desplegadas, el cuello recogido y la cola corta.

Tiene una coloración canela en el plumaje del dorso, el vientre y la franja anterior de las alas, mientras que el resto de las plumas alares y de la cola son pardas oscuras. La cabeza y el largo cuello están cubiertos de un plumón blanco. Posee un característico collar de largas plumas leonadas. El pico es pardo en el centro; su base y su punta son amarillas. Los pies son de color gris plomo.

El buitre es un planeador nato, que apenas bate sus alas, ganando altura rápidamente con sólo imperceptibles movimientos de la cola. Desde el suelo arranca dándose un impulso.

 

 

 


bull5.gif (1115 bytes) Mientras en el pueblo de El Arenal, después de mucho tiempo, se vuelve a oír el crotoreo de las cigüeñas blancas que este año van a tener su nido artificial en la torre de la iglesia. Esperamos ver pronto a sus dos o tres pollos espigados y curiosos volar sobre nuestras cabezas y, posiblemente, no solo anide en este nido la cigüeña sino también lo aprovecharan los graciosos gorriones comunes. Ya les ha llegado el celo a estos descarados passeriformes y vemos los grupos de machos con las alas abiertas y caídas, la cabeza y la cola dirigidas hacia el cielo, dando saltitos alrededor de las hembras. Cuando las hembras levantan el vuelo todos los machos las persiguen para proseguir con el cortejo en otro lugar. Si seguimos dentro del pueblo, a finales de febrero, ya podemos gozar de los vuelos y cantos de golondrinas comunes, aviones roqueros, aviones comunes ... todos ellos intentarán sacar dos o tres polladas desde ahora hasta septiembre.


bull6.gif (1105 bytes) En lo alto del cielo ya vemos a la culebrera europea con el fruto de su caza, una culebrilla en las garras también la han visto los milanos negros, los cuáles empiezan a acosarla una y otra vez por la espalda. La pobre culebrera, más torpe que los ladrones del aire, no puede aguantar más y termina por soltar a su presa, una vez más, los milanos negros recurren al cleptoparasitismo para llevarse algo al pico. También vemos a la única pareja de milanos reales que visitan el pueblo, parecen recordar lo numerosos que eran antes de que los venenos invadieran nuestros campos. Por el contrario, el busardo ratonero ha preferido quedarse con nosotros todo el año, él ya está con los vuelos nupciales y dentro de poco ya pondrá dos o tres huevos en su nido.

Cernícalo común hembra


bull5.gif (1115 bytes) Si salimos del pinar y nos movemos a zonas más despejadas, podemos admirar al gato montés tumbado en la horquilla de algún árbol corpulento tomando el sol. De repente, levanta la cabeza, mira, olfatea, levanta las orejas, algo ha sentido. Primero observa a una pareja de conejos los cuáles ya han empezado a criar, parece que no son ellos el motivo de su distracción, no, no son ellos. Después de un instante salta y sale corriendo. Seguramente ya ha olido la presencia de una hembra receptiva y él sabe muy bien que debe aprovechar este momento ya que ella es la que manda a la hora de elegir pareja. Y mientras esto sucede, tenemos que despedirnos de algunas especies emblemáticas como las grullas, que formando una gran uve compuesta por bandos de hasta 300 ejemplares, se alejan hacia el norte de Europa para criar. Las garzas reales que han pasado estos meses con nosotros, visitando la piscifactoría de El Arenal, se dirigen hacia el pantano del Rosarito, allí criarán en colonias mixtas con las cigüeñas blancas y serán acosadas por los ubicuos milanos negros.

 


bull6.gif (1105 bytes) En el mes de marzo florece el tejo árbol sagrado de los celtas, las mimosas, los cerezos, etc. Las procesionarias del pino empiezan a salir de sus nidos para enterrarse y transformarse en mariposas, si el cuco llega este año en marzo podrá dar buena cuenta de muchas de estas orugas. Ya corretean las madres jabalíes con sus rayones por los pinares en busca de esas exquisitas setas hipogeas: las trufas. Mientras los arrendajos machos están buscando pareja, abren y cierran la cola a modo de abanico. Los meses invernales se podrían caracterizar por la época de celo de la mayoría de los mamíferos carnívoros: gineta, comadreja, visón americano, etc.


bull5.gif (1115 bytes) Después de este medio año con una climatología adversa, empiezan a llegar los meses más benignos del año. La primavera hace su entrada el 20 de marzo. Ya están los aviones comunes reconstruyendo sus nidos con saliva y barro en los aleros de las casas, para disgusto de sus ocupantes. Los abejarucos están cruzando el Estrecho de Gibraltar y pronto estarán revoloteando nuestros campos emitiendo un "schrrú" característico. Es época de salir al campo en busca de los efímeros espárragos trigueros, hay que buscarlos en zonas húmedas cercanas a cursos de agua. Estarán a punto de nacer las primeras camadas de la rata de agua. La hembra, con orejas pequeñas y redondeadas, hocico corto y ojos diminutos, se entretiene arrancando la corteza de los alisos, chopos ... Ella sabe muy bien que en esta época del año los nutrientes de estos árboles están ascendiendo hacia las ramas y ¿qué mejor para producir leche que esta savia bruta?. De repente se posa con sigilo un posible depredador alado, es rechoncho, compacto, rojizo, ojos oscuros casi negros. Nos estamos refiriendo al cárabo. Ha llegado el macho, observa, mueve la cabeza de izquierda a derecha, de arriba a abajo, de repente se queda quieto, atento, se balancea hacia adelante y sin hacer ruido cae sobre su presa, esta futura madre servirá de aperitivo a uno de los pollos del cárabo.


bull6.gif (1105 bytes) Un poco más retrasada va la pareja de lechuza común presente en la torre de la iglesia. Ha empezado el cortejo nupcial de la lechuza, a partir de ahora los chasquidos de picos, los aleteos, los giros de cabeza ... se harán comunes entre los habitantes del pueblo. Vamos a detenernos un poco más en la noche para observar otra ave que nos visita en primavera. Es el chotacabras gris, incansable depredador de insectos cada año muere algún ejemplar atropellado por empeñarse en cazar de noche sobre el asfalto.


bull5.gif (1115 bytes) De buena mañana podemos observar como las especies vegetales empiezan a florecer. Los escobones negros, el cantueso, la peonía, etc. Cruzando entre los matorrales aparece el lagarto verde. Los machos de esta especie están muy activos y territoriales, se encuentran en celo y compiten con los otros machos para poder acceder a las hembras. Éste va buscando algún contrincante para demostrar su dominio pero esta vez el cazador va ser cazado. Una aguililla calzada está sobrevolando al lagarto, busca el momento preciso en que el incauto reptil salga del matorral, ya está, se ha colocado en un claro, encima de una piedra, este es el momento. Sin pensárselo dos veces encoge las alas, se lanza en picado y, justo cuando faltan escasos metros, abre la cola, las alas, proyecta las garras hacia delante y clava las afiladas uñas sobre la víctima, para evitar contratiempos le arranca la cabeza de un picotazo.


bull6.gif (1105 bytes) Los pollos del ratonero, generalmente dos, nacen durante la primera semana de mayo con plumón grisáceo. El milano negro es el más tempranero, cuando nace el primer pollo de ratonero él ya tiene hasta tres. A mediados del mes de mayo nace el único pollo de culebrera, en el momento de la eclosión, la madre deja que los rayos del sol le calienten, ella está cerca para ayudar a su blanco pollo. Los de calzada nacerán a finales de mayo. En cuanto a los más rezagados está el impresionante azor, el señor del bosque. Es en mayo cuando él empieza su puesta. También el abejero europeo es tardío, empieza la incubación a principios de junio. El último en poner es el alcotán que hasta mediados de julio no se decide.


bull5.gif (1115 bytes) A la gineta con su cuerpo esbelto, estilizado, flexible, le gusta en primavera buscar por las oquedades huevos o pollos de aves. A principios de junio han nacido los cachorros de la gineta, eligió una oquedad de un viejo árbol como cobijo. Este es el mes de los nacimientos. Los turones eligen los meses de abril y mayo para traer al mundo a su prole, habitualmente 4 ó 5, también ciegos. También eligen esta época la nerviosa y graciosa comadreja, el todoterreno visón americano, los gatos monteses, etc.


bull6.gif (1105 bytes) El 21 de junio recibimos al verano, son meses de alegrías y penas, de miedos y expectaciones. Es época de alegrías ya que vemos a la prole de cada especie completar su desarrollo pero, a su vez, nos invade la tristeza cuando pensamos en todos aquellos pollos o crías que no alcanzaron este estado o si pensamos que con el mes de septiembre nos abandonarán muchas especies que decidieron ofrecernos el fruto de sus nupcias. Los meses de verano son los más temidos en cuanto a incendios, estamos expectantes, a ver que pasará este año. El fuego acaba con todo signo de vida en poco tiempo, parece como si quisiera despojarnos de todo ser vivo del cuál no disfrutamos.


bull5.gif (1115 bytes) Las golondrinas comunes, los aviones comunes, los abejarucos, las oropéndolas, etc., van y vienen en busca de insectos para llevárselos a sus pollos. Las musarañas comunes, en su primer paseo con su madre, van todas unidas por la cola como una caravana. Los zorros, arrendajos, cuervos, los estorninos negros, las garduñas y un largo etcétera, frecuentan los huertos en busca de frutos como las cerezas y los higos ... y de esta forma dispersarán, mediante sus excrementos, las semillas de estos frutos a lo largo del bosque. Es época de recoger el trabajo de todo el año, ya están las gentes del pueblo recolectando los tomates, las cebollas rojas, los melocotones, las ciruelas, las cerezas, las manzanas, las peras ...


bull6.gif (1105 bytes) Es estación de calor; ese calor que hará llorar a los pinos resineros, ese calor que machacará a los conejos con mixomatosis, ese calor que resucitá a los reptiles, ese calor que despierta el celo de los grillos. Los reptiles están de enhorabuena: eclosionan los huevos de la culebra bastarda, nacen las víboras hocicudas, toman el sol las lagartijas colilargas, los lagartos ocelados, etc.


bull5.gif (1115 bytes) En el verano vuelan los pollos de la calzada, si es un año bueno serán dos. También vuelan los ratoneros, milanos negros y reales, la culebrera, los azores, por el contrario, los dos pollos de alcotán se retrasan hasta finales de agosto o principios de septiembre para decidirse a volar. De todos ellos, solo permanecerán con nosotros los ratoneros y los azores además de la real y de los buitres leonados. Llegará septiembre y con él la partida de estas fascinantes aves.


bull6.gif (1105 bytes) El verano es época de juegos, de aprendizajes, de muerte. Las jóvenes ginetas se entregan a sus juegos, se persiguen, saltan, se muerden la cola, juegan a cazar. Alejarse de su madre puede ser mortal ya que su más temible depredador, el búho real, está cerca, posado, esperando la oportunidad para poner fin a la corta vida de uno de estos jóvenes. Hoy ha sacado la turona a sus vástagos para enseñarles a cazar, a capturar peces, hoy visitarán la piscifactoría. Mientras los cachorros la observan, ella se arrima a los depósitos con truchas, hay tantas que con meter rápidamente las garras alcanza una. Prontamente, muerde la cabeza de la víctima y se la secciona, la cuál se llevará abandonando el resto. Las comadrejas realizan el primer viaje con su madre por los senderos que ésta frecuenta todas las noches. Les enseñará a matar con presas aún vivas, les aleccionará en la táctica de la caza, les alejará de los gallineros, pero aún así, cuando estos jóvenes se independicen y les apriete el hambre en invierno recurrirán a ellos para saciar su deseo de matar, de sorber sangre y allí, encontraron muchos la muerte.


bull5.gif (1115 bytes) El 22 de septiembre volveremos al otoño y ya habremos despedido a los jóvenes volanderos de las rapaces que ahora tendrán que cruzar el estrecho por primera vez, a los abejarucos, a las golondrinas, a las cigüeñas, a los chotacabras, a los tardíos aviones comunes, a la vida alada. El celo de los jabalíes nos indica que el otoño está llegando, los anfibios empiezan a mostrarse más activos, los árboles caducos entristecen. Pero pronto estarán aquí las grullas, cada pareja nos mostrará a su vástago nacido en los países del norte. Recorreremos los campos observando la cantidad de frutos que la tierra ofrece a sus protegidos, ahí estará el majuelo al borde del río mostrándonos sus frutos rojizos, los rosales, las higueras, los cardos borriqueros ... Aparecerá la quitameriendas después de un año enterrada bajo la tierra indicándonos que ya se acabó el verano, y con él la meriendas en el campo. Y poco a poco todo se irá ralentizando, tranquilizando, la vida se tomará un descanso. Pero antes de entregarnos al otoño vamos a visitar ese bosque caducifolio cercano al río Arenal. Allí, aparece nuestro amigo el lirón careto que debido a su tranquilidad a cogido unos gramos de mas durante el verano. Durante estos meses se ha alimentado para que su cuerpo adquiriera reservas suficientes y así poder pasar este otoño sin problemas. Busca su árbol preferido, su castaño. Se apretuja y poco a poco va aletargándose, se va durmiendo. Si nos pegamos al tronco de este castaño podemos oír al árbol, como si le contara un cuento al lirón, todo lo que ha visto y sentido en estos meses, y así el lirón se va tranquilizando y adormeciendo. Antes de separarnos del tronco oímos al castaño que nos dice: aprovecha el momento, aprovecha cada estación.

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